El Museo de Arte Contemporáneo de Hellín, dirigido por el doctor Fernando Picornell, nos ha sorprendido a todos en esta ocasión con una serie de dibujos realizados con bolígrafo (sin citar marcas el de toda la vida), que recogen diversas vistas de la sierra del Alto Segura y del río Mundo, desde Nerpio y Yeste hasta Hellín, pasando por Ayna, Bogarra, Elche de la Sierra,… La exposición de los mismos se inaugurará el día 22 de octubre a las 20’00, en la sede de dicho Museo, Avda. Castilla-La Mancha, 14 (Hellín).
El autor de dichas láminas, tamaño folio, auténticas miniaturas, es el arqueólogo y antropólogo Juan Francisco Jordán Montés, doctor en Historia Antigua y Arqueología, que ha pasado media vida prospectando la montaña en busca de yacimientos arqueológicos y entrevistando a cientos de ancianos de las aldeas. Entre su producción científica etnológica, además de casi doscientas publicaciones arqueológicas, destaca Mentalidad y tradición en la serranía de Yeste y Nerpio y varios trabajos sobre el significado y el ritual de los tambores. Es también un especialista a nivel nacional en el arte rupestre postpaleolítico y cofundador de Cuadernos de Arte Rupestre.
Las láminas que recogen los paisajes de la sierra están realizadas con una sutil técnica de punteado y raya menuda, recta o curva, además de ciertos difuminados que se extraen del bolígrafo según sea su inclinación. Es una técnica que ya utilizan artistas reconocidos y con sumo acierto, como el jienense Juan Francisco Casas (1976).
Cada lámina de Jordán va acompañada, además, de un breve poema de carácter místico y de una exégesis o alegoría comentada que alude al dibujo. Esto no es tampoco una novedad. En la cultura japonesa existe el haiku, un brevísimo poema de tres versos e influido por la filosofía zen que complementa un dibujo de estilo haiga, no necesariamente perfecto, y cuyo principal ejemplo fue Matsuo Basho. En efecto, de los poemas ilustrados de Jordán se destilan también aromas de mística, en este caso de la islámica sufí y del pensamiento ascético judeo-cristiano.
La simbiosis ideada por Jordán con los tres elementos indicados (paisajes de la sierra, poema y comentario lírico-místico), crea un ambiente singular y produce un resultado sorprendente por la originalidad y por la paz espiritual que se puede obtener de su contemplación y lectura. No en vano el filósofo Unamuno, siguiendo la estela de Byron, comentaba que todo estado de conciencia era un paisaje; y viceversa.
Preguntado Jordán, declara que él no es un artista ni un haijin japonés, sino un hombre forjado en la montaña, que en los escasos rincones de tiempo que le dejan su familia, su trabajo y su investigación, se relaja rememorando los paisajes que ha recorrido; y escribiendo sobre ellos y sobre lo que siente a través del recuerdo.
En definitiva, el Museo de Arte Contemporáneo de Hellín, tras haber organizado exposiciones tan interesantes como la del Premio Carteles de Caja Murcia, de Sempere, de Joan Miró, de Tapies, de Benjamín Palencia e incluso de grabados de Goya, realiza una apuesta, sin duda atrevida y arriesgada, por una serie de dibujos que captan las entrañas y la armonía de los ríos Segura y Mundo… y los sentimientos del autor.
José Antonio Iniesta