Tal y como estaba previsto, en la tarde-noche del pasado martes el ADB Hellín comenzó la pretemporada de cara a lo que será, a finales de septiembre, el comienzo de su andadura en la 1ª Nacional. La buena noticia es que Dani Fernández, que volverá a ser jugador-entrenador, contará más o menos con la plantilla de los últimos años, y los importantes refuerzos de Ape Andújar y Miguel Lledó.
El primero es un jugador de 26 años que se formó en las categorías inferiores del ADB, con quien llegó a debutar en categorías superiores, incluso en la EBA; luego se marchó al Tobarra, hasta que hace semanas se empezó a rumorear su regreso, junto al del joven Lledó, otro jugador que salió de la cantera hellinera, y que junto a los jugadores del Júnior, como Fernando Cano, ayudarán al equipo en pretemporada, incluso en algunos de estos casos cuando ya comience la liga.
En el primer entreno, por distintas razones, no pudieron acudir ni Nacho Vial, Andrés Sánchez, Raúl Avia y Lauri González, pero sí Alejandro de Andrés, que, junto a Dani Fernández, volverá a ser otro pilar básico en el equipo, Edu Andújar, Rafa Marín o Guillermo García, aunque el mister confía que se vayan sumando con el paso de una pretemporada que constará de sesiones, de lunes a jueves, al menos, durante las tres primera semanas.
A la primera sesión también acudió el presidente, Enrique Díaz, quien dio la bienvenida a la plantilla y les deseó «la mejor de las suertes», aunque pendiente la reunión a la que hizo referencia el propio mandatario hace unas semanas cuando, públicamente, reclamó el máximo de implicación de los jugadores, sobre todo, fuera de casa, ya que en las últimas temporadas el equipo ha viajado muy mermado.
Así, el madrileño, que, cerca de los 40 años, sigue conservando la ilusión de un juvenil y, como demostró la pasada temporada, se halla en un gran momento de forma, reconoció que la imagen de los últimos ejercicios en los desplazamientos «sería recomendable que no se volviera a producir, porque, pegarnos una paliza de todo un día de viaje con apenas seis o siete jugadores, es un viaje casi a una derrota segura. A ver si todos los que estamos nos implicamos al máximo y podemos luchar por la victoria en todos los partidos».
Al menos, el jugador-entrenador confió «en poder divertirnos. Que entrenemos y juguemos con alegría y, a partir de ahí, conseguir cuanto antes las victorias necesarias para salvarnos y ser un bloque lo más competitivo posible», como se demostró el año pasado, cuando, a pesar de haber encanado muchas derrotas, en algunos de los casos fueron por la mínima y luchando hasta el final.