La pasada semana los miembros de la candidatura de UCIN (Unión de Ciudadanos Independientes), se acercaron a hablar con los vecinos del Barrio del Pino para compartir con ellos su sentir, y así les hablaron de que nadie, salvo los vecinos, limpiaban el barrio. Que la limpieza municipal por allí no pasaba. Que como consecuencia de aquello, y de la famosa granja porcina cercana, a veces era imposible hasta respirar. Que había árboles que talar, llenos de peligrosas ramas que podían generar accidentes.
También que la recogida de basuras era inadecuada. Con muy pocos contenedores para tanto vecino. Que la acequia se comía el camino. Que no habían espacios para niños. Que recientemente habían fumigado pero deficientemente. Que la luz del Centro de Día debían pagarla entre todos los vecinos, aseguraron. Que las calles estaban, muchas, sin asfaltar. También de la desidia de los políticos. Del acceso imposible al merendero. De las pistas de tenis abandonadas y también de su difícil acceso, a través de tierra y malashierbas.
En el bar los clientes se sorprendieron al verlos allí: “los de Podemos”. Les reconocieron que se asombraron al verlos: “Aquí no viene Mínguez ni Ramón García a tomarse algo y mucho menos a hablar con nosotros”, aseguraron. Entonces llegaron las quejas “generales”, sobre los políticos nacionales: “Sólo miran por ellos. Nos están robando. Hacen lo que quieren. Son todos unos corruptos. Sólo pintan 4 cosas antes de las elecciones, arreglan 4 calles y se creen que van a seguir engañándonos”. Que ya no hay esperanza. Que no hay trabajo.
Los candidatos de UCIN Hellín hablaron entonces de su proyecto para ganar el Ayuntamiento y cambiar las cosas. La única propuesta real de cambio para los hellineros, aseguraron.
Los vecinos del barrio por último les alentaron a intentarlo y confesaron además que les había gustado el hecho de que parecían personas normales, de “la calle”, como ellos.